Y es que al igual que ocurrió con Cincuenta sombras de Grey (2015) y Cincuenta sombras más oscuras (2016), la crítica que ha podido ver el filme se ha cebado con Cincuenta sombras liberadas, la tercera entrega y cierre de la serie.
En general, las críticas apuntan a lo repetitivas que se han vuelto las escenas de sexo, «insertadas para recordarnos la razón por la que la serie se convirtió en fenómeno». Además, destacan lo poco sorprendentes que resultan los giros de la trama. Algunas publicaciones como The Wrap aseguran que la cinta dirigida por James Foley «sufre de falta de ritmo, está llena de clichés, es pesada y demasiado fiel a los libros originales».
The Hollywood Reporter resume, en una pregunta, su valoración de la película: «¿En serio esto es lo mejor que podemos ofrecer a los adultos que no quieren ver películas de Marvel?». Y lo extrapola: «En términos de drama, melodrama o simplemente mal drama, la cinta rara vez entrega algo, mientras trata de dar a los fans lo que buscaban: más visitas a la ‘sala de juegos’ para un poco de sadomasoquismo liviano (…) Más intentos de convertirlos en una de las parejas más aburridas de la gran pantalla».
Indiewire, por su parte, asegura que «comparado con lo sumiso que estuvo el personaje en las dos películas anteriores, Ana parece extremadamente traviesa». «Sin embargo -continúa la crítica-, en general solo está pidiendo el respeto que merece legítimamente. En cualquier caso, la participación mutua en este juego sexual hace que sea mucho más emocionante de ver que cualquiera de los trucos teatrales de Christian, y el resto de la película sigue su ejemplo».
En una de las opiniones más favorables sobre los protagonistas, la misma publicación afirma que Dakota Johnson está «radiante y comprometida; le da a Ana cierta confianza y tranquilidad que nunca había tenido», mientras que Christian, «el hombre de acero» encarnado por Jamie Dornan, «demuestra que tiene algunas bromas decentes».
La crítica de Variety relata que «en la tercera película no hay nada más por descubrir de Anastasia y Christian, personajes que, incluso en su momento más atractivo, no eran exactamente chekhovianos para empezar. (…) Nos quedamos reafirmando en gran medida viejas tensiones que, en general, han sido bastante flojas».
En The Wrap se explican haciendo referencia a una escena de la película: «‘Siento que he estado aquí antes’ dice Anastasia Steele, ahora Gray (Dakota Johnson), deambulando por el bosque hacia una antigua mansión abandonada. Nosotros también sentimos eso, Ana». Además, afirman que «Cincuenta sombras liberadas se está vendiendo como la más sexy y explosiva de la serie, pero por tercera vez la cinta no saca provecho de lo que hizo que los libros fuesen tan exitosos».
¿Cuál es el problema? Según The Wrap «en primer lugar: el sexo. Hemos entrado y salido de la habitación roja tan a menudo que ha perdido por completo su intriga y las escenas de sexo parecen más una ocurrencia tardía, insertadas para recordarnos la razón por la serie se convirtió en un fenómeno». La película «sufre de falta de ritmo (…) es cliché, pesada y demasiado fiel a los libros originales».
«Prepárate para apagar las luces en el dormitorio de tu mente. Luego establece tus expectativas aún más bajas. Toda la experiencia ha sido como una mala cita de Tinder que duró tres años». Ese es el sentimiento que produce para el crítico de Herald Sun (Australia). «Lo mejor que se puede decir es que ofrece el alivio duradero de saber que la franquicia no volverá a convocar a otra entrega», remata dicha valoración.
Por último, Screen International asegura que «Cincuenta sombras liberadas ofrece a los fans la oportunidad de despedir a sus personajes favoritos con toda la opulencia, el buen gusto y la decadencia que han llegado a esperar de las entregas anteriores, atiborrándose de lujosos adornos mientras descartan cualquier atisbo de tensión narrativa o compromiso a lo largo del camino».