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Genio y figura de la comedia: 130 años del nacimiento de Charles Chaplin

CARLES RULL

  • Su combinación de comedia y drama, ternura y crítica asombró desde los inicios del cine mudo.
  • Nos dejó obras maestras como ‘El gran dictador’, ‘Tiempos modernos’, ‘Luces de la ciudad’ o ‘La quimera del oro’.

Chaplin

Nació el 16 de abril de 1889 en Londres y sus interpretaciones en la gran pantalla coincidieron con los inicios de Hollywood. Los primeros grandes estudios abrieron en 1911 y Charles Chaplin llegó junto con una compañía de teatro en 1914.

Después de firmar para la productora Keystone de Mack Sennet, especializada en comedias, también empezó a dirigir sus propios cortos y, en menos de dos años, era el actor mejor pagado del mundo. Aún hoy en día sigue siendo la figura más conocida del cine mudo.

Lo que quizás no sepan es que en su tratamiento de la comedia tuvo mucho que ver una oveja. O al menos esa es la primera impresión que recordaba él mismo. Un día regresaba a la pequeña habitación donde residía su madre, una actriz de vodevil llamada Lily Harley, en Kennington Cross en Londres. «Al final había un matadero y las ovejas pasaban delante de casa, de camino al sacrificio».

Pero en una ocasión, uno de los animales se escapó y él contempló riéndose como los trabajadores intentaban atraparlo. Una escena digna del mejor cine cómico, con tropiezos y caídas. «Cuando cogieron la oveja y se la llevaron al matadero me di cuenta de la realidad de la tragedia. Siempre me he preguntado si aquel episodio no puso los cimientos de mis futuras películas: la mezcla de lo trágico y lo cómico«.

En el cine de Chaplin abundan los golpes, persecuciones y encontronazos, como era habitual en la era del cine silente, pero sus obras sobre todo rebosan sensibilidad y ternura no exenta de crítica social, económica o política. Las lágrimas que provocaban Chaplin podían ser debidas tanto a la risa como al llanto.

Charlot, periodista, de 1914, fue su primer corto y El chico, de poco más de una hora, su primer gran largometraje de entre los más recordados. La condesa de Hong Kong, de 1967, su última película y la única que rodó en color.

El chico (1921)

Fue a partir de su segundo corto que le invitaron a seleccionar el vestuario que deseaba del guardarropía de la productora Keystone. De entre lo que había, Chaplin eligió prendas y objetos de contrastes para encarnar al que sería su personaje más conocido mundialmente, el del vagabundo sin nombre.

«Sus indescriptibles pantalones representan, en mi mente, una revuelta contra las convenciones; su bigotillo, la vanidad del hombre; su sombrero y su bastón, su intento de ser digno, y sus botas, los impedimentos que tiene en su camino. Pero él persiste en crecer cada vez con mayores dosis de humanidad», explicaba él mismo en su autobiografía, publicada en 1964.

El nombre de Charlot, con el que fue conocido en Francia y España procede de la contracción de su apellido con el término «Pierrot», el que designaba al prototipo de payaso serio de la Commedia dell’arte (espectáculos de variedades, a menudo improvisados, en la calle).

Hubo muchas luces en su vida, pero también sombras. En su infancia conoció las miserias de un matrimonio roto, la pobreza y varias casas de la caridad. Y luego estuvo su irresistible atracción hacia las jovencitas que se tradujo en cuatro matrimonios y once hijos, al menos reconocidos.

Se casó a los 28 y 35 años con chicas de 18, cuando tenía 44 con la actriz Paulette Goddard de 19, y el cuarto y definitivo, el que le hizo sentar la cabeza definitivamente, con Oona O’Neill (hija del premio Nobel de literatura Eugene O’Neill). Fue en 1943, él tenía 54 y ella 18.

Charles Chaplin y Oona O'Neill

A pesar de ser muy famoso no se libró de ser investigado por comunista. En 1952 fue a Londres a presentar Candilejas y ya no pudo volver. Estaba en el punto de mira del Comité de Actividades Antiamericanas, así que prefirió exiliarse en Suiza. Allí permaneció hasta el final de sus días. Murió el 25 de diciembre de 1977 en su mansión de Vevey.

Había protagonizado, erntre cortos y largos, más de 90 películas. Ganó dos premios Oscar honoríficos, en 1929 y 1972, y uno en competición como autor de la música de Candilejas.

De entre su descendencia la más conocida es su hija Geraldine Chaplin, una de las actrices fetiche de Carlos Saura e incluso de Juan Antonio Bayona en la actualidad. También la actriz y bailarina Oona Chaplin hija de Geraldine y nieta del gran cómico. Por ejemplo, la hemos podido ver como Talisa Maegyr en Juego de tronos.

En el cine, fue el actor Robert Downey jr. quien le encarnó en el biopic titulado Chaplin, de 1992 y dirigido por Richard Attenborough.

Por genialidades como estas se hizo inmortal

La quimera del oro (1925)

La quimera del oro (1925)

Cuando el hambre aprieta cualquier bocado que echarnos a la boca puede parecernos un manjar. En la fiebre del oro, en el siglo XIX y en los helados parajes de Alaska, un desesperado Chaplin cocina y se come una de sus propias botas. Los cordones parecen deliciosos espaguetis y los clavos apetecibles huesecillos de carne para roer.

Luces de la ciudad (1931)

Luces de la ciudad (1931)

El vagabundo que interpreta Chaplin conoce a una joven florista ciega (Virginia Cherrill). En su primer encuentro se queda prendado de ella y le compra una flor; y ella, al oir la puerta de un lujoso coche cerrándose, creerá que es un millonario. Lo que sigue es uno de los máximos exponentes de la comicidad, ternura y genialidad de su cine.

Tiempos modernos (1936)

Tiempos modernos (1936)

A pesar de que en 1927 El cantor de jazz había iniciado la era del cine sonoro, Chaplin seguía aferrado a las películas mudas. En Tiempos modernos, también una crítica al capitalismo, usó efectos de sonido y se pudo escuchar por primera vez su voz, cantando hacia el final. La escena más famosa es siendo engullido en el interior de los engranajes de una cadena de montaje de una fábrica, la Electro Steel Corp. (inspirada en la Ford Motor Company). Paulette Goddard, en aquel momento su pareja, fue la protagonista femenina.

El gran dictador (1940)

El gran dictador (1940)

El primer largometraje completamente hablado de Chaplin fue esta sátira del fascismo. Él mismo interpretó a un barbero judío que es confundido con un líder de un parecido, nada casual, con Hitler. Memorable aún es su discurso final. Tuvo numerosos problemas con la censura. En España no se estrenaría en cines hasta 1976.

Monsieur Verdoux (1947)

Monsieur Verdoux (1947)

En su momento fue una de las películas más impopulares de Chaplin. No es de extrañar pues encarnaba a un asesino de viudas, para hacerse con su dinero y poder mantener a su esposa e hijos. Pero sobre todo planteaba del dilema de si es peor un asesino en serie que aquellos que originan guerras provocando millares, o millones, de muertos.

Candilejas (1952)

Candilejas (1952)

La triste historia de un viejo payaso que se enamora de una joven bailarina (Claire Bloom) es un compendio de la sensibilidad en el cine de Chaplin. Sin embargo, las escenas más memorables son las que comparte con el que fue el otro gran cómico del cine mudo, Buster Keaton en un breve papel. También memorable es la música que compuso el mismo Chaplin.

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