Las dos chicas que han pringado con sopa de tomate Los girasoles de Vincent Van Gogh quizá ahora mismo estén pensando que han triunfado. Como esperaban, su hazaña ha corrido por las redes sociales hasta llenar páginas y páginas de los medios de comunicación más prestigiosos del mundo, que publican el vídeo sin titubear. La imagen es poderosa, impacta e indigna. “¿Qué vale más, el arte o la vida? ¿Estás más preocupado por la protección de una pintura o la protección de nuestro planeta y las personas?”, gritaban las dos lanzadoras de tomate después de su gesta sobre una obra resguardada por un cristal que no es mágico y no siempre asegura la inexistencia de daños fruto de performances espontáneos.En realidad, este acto representa la sociedad que confunde ‘meme’ con activismo. El activismo real intenta la pedagogía del entendimiento, la provocación creativa o la protesta ruidosa que deja pensando. Lanzar el contenido de latas de tomate en un museo solo es vandalismo que causa rechazo social y, encima, en este caso, da alas a los negacionistas del ecologismo y el cambio climático. Ya tienen un estereotipo de ‘activista’ para desprestigiar a las personas implicadas con el progreso.¿Qué será lo siguiente? Para llamar la atención, habrá que ir subiendo la apuesta visual. Grabar una locura es más fácil que nunca. Todos tenemos una cámara lista para disparar en el móvil que llevamos en el bolsillo o, directamente, en la mano. Todos somos un centro emisor. En nuestras redes sociales, podemos subir el instante y celebrar la grabación, pues hasta cosecharemos ‘muchos likes’ si captamos bien un momento estelar.Lo importante es que te miren, más que convencer sobre nada. Aunque haya que buscar una coartada para justificarse. Los Girasoles entomatados, como hace unos meses una tarta estampada en el sarcófago de cristal que preserva a La Gioconda, pueden generar un efecto contagio de maltrato visual sobre el patrimonio artístico. Que alguien piense que puede cambiar el planeta atacando la cultura delata lo perdidos que estamos. Gastamos demasiado tiempo, atención y energía despistados en sainetes donde nunca está el problema.