Pasan los días y el nuevo dueño de la red social cada vez va apretando más las tuercas a todo el que se acerca a ella. Empezó con los empleados, especialmente los directivos a los que se ha ventilado sin sentir ningún tipo de remordimiento. Cosas de empresarios, y que seguramente haya experimentado más veces en otras de sus compañías como SpaceX, Tesla o PayPal. «No hay más remedio», dijo. Ser el hombre más poderoso del planeta no tiene nada que ver con entrar como un elefante a una cacharrería. Tras los altos cargos, empezó a arremeter contra los personajes verificados, esos que supuestamente tienen que dar algo de cordura en el mundo de la desinformación. Los que quieran eso tienen que pagar para gozar del privilegio de contar con un tick azul que otros se han ganado en base a, principalmente, su puesto de trabajo. Es un orgullo, sí; aunque también una responsabilidad. Esto no le ha salido bien ya que, hecha la ley, hecha la trampa y los fraudes no han tardado en aparecer con malas consecuencias para algunas empresas suplantadas. Pero la gota que colma el vaso es decir que posiblemente la empresa tenga que echar el cierre, que no es viable económicamente. De números puedo opinar poco, porque no sé de ello. Eso sí, claro está el siguiente objetivo, el grueso de los usuarios. Musk es experto en generar el caos dentro de los avisperos donde se mete. Comprar esta compañía tan cercana al usuario tiene sus pros y sus contras, pero para Musk todo son fallos.No debe morir, somos muchos a los que se nos pasa la vida disfrutando entre tuit y tuitComo habitual consumidor veo cosas negativas en el muro, por supuesto, y es necesario atajarlas para no crear problemas a una sociedad que ya de por sí vive demasiado al límite. Ahora bien, en Twitter he podido informarme prácticamente a tiempo real de multitud de eventos. Permite conocer gente interesante de otros puntos de la geografía y de muchos ámbitos de la vida. Hay científicos, filósofos, historiadores, académicos de la lengua, periodistas, juristas, policías y muchos profesionales que hacen una labor de divulgación sensacional. He conseguido empleos gracias al contacto que he hecho con compañeros del gremio y que han decidido apostar por un curioso con ganas de reflexionar o contar historias. Puedo decir incluso que he hecho amistades, es más, observo que hay algunas personas que han hecho incluso comunidades de amigos que van juntos a disfrutar de partidos de fútbol, conciertos o cañas en el bar de la esquina. Hay malos, sí. Hacen mucho ruido, también. Pero también hay gente impresionante a la que no hemos descubierto aún y que pueden aportar puntos de vista diferentes ante la opinión que cada uno pueda tener. Una de las cosas más maravillosas que podemos hacer los seres humanos es compartir vivencias e inquietudes. Twitter nos ayuda a ello. No debe morir, somos muchos a los que se nos pasa la vida disfrutando entre tuit y tuit.