Víctor Ullate, quien a lo largo de setenta años ha acariciado los escenarios de todo el mundo con sus puntas delicadas de bailarín, vive en un pueblo de Cáceres, en paz consigo mismo tras un periodo largo de reveses económicos y de salud. Es la paradoja de quien no conoció fronteras en su afán por enseñar el poder infinito de la danza y ahora se centra en pasear por el campo, tomar un café con los amigos en el bar de la plaza y, sobre todo, pintar.
El bailarín, maestro y coreógrafo (Zaragoza, 1947) es el alma del documental Ullate. La danza de la vida, que dirige la también zaragozana Elena Cid y que es candidato a la 39ª Edición de los Premios Goya. Este trabajo recopila en imágenes y testimonios la existencia de un hombre que hizo del ballet un género apenas conocido en España y creó una gran escuela de talentos que hoy siguen su estela voladora (Lucía Lacarra, Joaquín de Luz, Mónica Cruz…). Es, además, una resurrección para él, un estímulo que le recuerda que su sueño de bailar lo llevó a las nubes de la felicidad y del éxito.