Lightyear, el último intento de Pixar para exprimir su franquicia de Toy Story por dinero, no es una buena película. Pero al menos sirvió como termómetro para medir la reacción de los conservadores contra los derechos LGBTQ+.
Lightyear, el último intento de Pixar para exprimir su franquicia de Toy Story por dinero, no es una buena película. Pero al menos sirvió como termómetro para medir la reacción de los conservadores contra los derechos LGBTQ+.