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Elon Musk y la mentira del poder para el pueblo
Elon Musk no sólo es un millonario que acaba de adquirir Twitter, también representa al magnate con afán de protagonismo. Disfruta con el foco, disfruta provocando, disfruta sintiéndose poderoso. Maneja bien el ruido, ese que abunda en la red social que acaba de comprar. A la caza de la foto y la polémica, su primera vez entrando a la sede de la compañía ha sido con un lavabo en brazos, dispuesto a limpiar. Y, tras despedir a toda la cúpula, ya ha empezado su particular revolución, insinuando (a golpe de efectista tuit, claro) que piensa cobrar por ser usuario verificado de la red social, entre otras cosas. Pero vayamos al fondo del asunto.
"El actual sistema de señores y campesinos de Twitter para saber quién tiene o no tiene una marca azul es una mierda. ¡Poder para el pueblo! Blue (por el tik) por 8 dólares al mes", dice Elon Musk en su famoso tuit, que suma más de 100.000 'retuiteos' y más de 500.000 'me gustas'. Un éxito para su ego que, además, define bien su manera desvirtuada de entender la libertad.
Si pagas, tendrás el tik azul y mayor visibilidad. Da igual la calidad de aquello que se publique. Ahí está la catástrofe de credibilidad que se avecina en Twitter. Porque el check azul nació de la necesidad de otorgar rigor a la red social. Para evitar suplantaciones de identidad y subrayar ante el usuario que está ante un prescriptor serio, se inventó esta reconocible iconografía para verificar cuentas. Es decir, para contrastar que estabas frente a un perfil fiable, ya fuera porque es llevado por una personalidad real o por un profesional destacado en lo suyo.
Cuando Musk habla de "¡poder para el pueblo!", en realidad, se refiere a que todo se puede comprar con dinero. Musk quiere hacer negocio con la hoguera de las vanidades de aquellos que sueñan con el check azul. Aunque, paradójicamente, si se puede comprar, el tik ya no proyectará prestigio. Entonces, ¿para qué pagarlo?
Por supuesto, esta decisión será defendida por Musk como que ya no habrá status en Twitter y que todo está al alcance de todos. Siempre que tengas pasta. Lo que delata que no ha entendido nada de las redes, pues los referentes que hacen más grande la plataforma pocas veces pagarán por el check porque no lo necesitan y quedarán diluidos, mientras que ganarán visibilidad los telepredicadores dispuestos a invertir para que el algoritmo posicione mejor su discurso con ayuda del tik azul. Así no se democratiza una aplicación, así sólo se transforma en una teletienda que mermará el valor de la compañía.
Al final, el debate por el tik azul es lo de menos. Sólo es una pegatina que no van a necesitar los que regalan gratis su conocimiento sabio a la red y que, a la vez, son los referentes sociales que más necesita Twitter para sobrevivir y seguir siendo relevante. Pero Musk recalca en otro tuit, muy boca-chancla: "Spoiler alert: tienes lo que pagas". No se ha percatado de que, por esa regla, él debería ser el que pagara por todo el contenido que ceden los usuarios a su red. No ha entendido el intercambio que sustenta a una plataforma como la del pájaro. El soberbio discurso con el que intenta justifica sus "grandes ideas" sobre todo representa la patraña de alimentar la confusión de libertad con tener dinero para pagarlo. ¿Libertad? Más bien, la desigualdad del sálvese quien pueda.