SULIMAN AL ASAD/EFE
- Durante 35 años, hasta el pasado abril, el cine ha estado prohibido en Arabia Saudí.
- Ahora sus cineastas intentan abrirse camino en Cannes, donde sus películas interesan por «exóticas».
- GALERÍA: La alformbra roja de Cannes 2018.
Los cineastas de Arabia Saudí, que han trabajado décadas a la sombra de la censura, surgen ahora por el repentino apoyo gubernamental, que ha despertado el interés del público y ha contribuido a que el Festival de Cannes le sirva de escaparate mundial.
El festival, que comenzó este martes y se prolongará hasta el próximo día 19, ha programado una muestra con nueve cortos producidos por jóvenes saudíes de ambos sexos. La organización de esta inusitada muestra es fruto de un acuerdo de cooperación cultural firmado con Francia durante la visita el mes pasado del príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, impulsor de las reformas que está llevando a cabo el reino ultraconservador desde hace poco más de un año.
Este pacto cinematográfico, cuyo costo no ha sido desvelado por ninguna de las partes, es uno de los 19 acuerdos bilaterales firmados por los dos países, que suman inversiones por valor de 18.000 millones de dólares. La presencia saudí en Cannes se considera como la primera participación oficial en el festival, aunque en 2006 el director saudí Abdalá al Mohaisen presentó en el festival la película Zaman al samt (La época del silencio).
Las películas saudíes son un producto exótico para los cineastas en Cannes, ya que proceden de un país que censuró el cine durante 30 años, hasta que el pasado 18 de abril se inauguró la primera sala de cine del país después de la prohibición. Esta prohibición del cine en los años ochenta, a raíz del endurecimiento de las normas sociales y la restricción de las libertades individuales, conllevó un veto a todo apoyo y patrocinio oficial a la producción cinematográfica.
Interés mundial hacia el cine de Arabia Saudí
La directora saudí Maram Tiba dice que anteriormente todos los cineastas trabajaban «en un ambiente muy estrecho y con pocas oportunidades». Tiba, que es optimista en relación a las perspectivas que se abren con la nueva promoción gubernamental, cree que se ha preparado el camino para que surjan «guionistas fascinantes» y que los jóvenes directores asuman la responsabilidad de producir «grandes obras».
En su opinión, el secreto del interés mundial hacia las películas saudíes surge porque «son raras en el mercado», a la vez que vaticinó que sorprenderán a los espectadores y serán bienvenidas por los críticos en Cannes. «Tenemos una oportunidad para contar nuestros cuentos y el mundo aspira a escuchar sobre nuestra cultura», comentó la realizadora, que participa en el festival con la película La troh baeid (No te vayas lejos).
Este corto trata de la vida de un joven árabe con discapacidad intelectual que se pierde en una estación de metro en Nueva York e intenta volver a su casa en una «ciudad indiferente». Varios cortos presentadas en el festival tratan de cuestiones sociales sensibles, como también es el caso de Taaiosh (Convivencia), que cuenta la vida de dos alumnos universitarios saudíes de dos ramas religiosas diferentes que viven en el mismo apartamento.
Mientras, Wasati (Moderado) relata un incidente real que ocurrió hace 10 años, la irrupción de un grupo de extremistas en una función teatral en Riad. La cinta Al kat, un documental, aborda los dibujos geométricos que las mujeres usan para decorar sus casas en la provincia de Asir, en el suroeste de Arabia Saudí.
Otra de las películas, Al keif (El modo) relata las relaciones culturales y sociales de los saudíes en torno a las cafeterías; mientras que la cinta Al zalam howa lun aidan (La oscuridad también es un color) no se centra en Arabia Saudí, sino en Alemania, y cuenta la crisis existencial de un cazador viejo.
Las incipientes producciones saudíes, realizadas en la época previa a la apertura, aún no han encontrado lugar en las recién inauguradas salas de cine, que en sus primeros pasoshan proyectado solo grandes producciones de Hollywood. El pasado 18 abril la primera sala de cine abrió sus puertas en Riad, en una sesión para invitados, en la que se proyectó la película de superhéroes Black Panther y pocos días después se abrió al público general.
La reapertura de las salas de cine, así como la promoción de otras actividades de ocio y culturales, en las que pueden participar también las mujeres, se enmarca en las reformas adoptadas por el príncipe heredero desde que fue designado para el cargo en junio de 2017.