AGENCIAS
- Aparece en la película ‘Mektoub, My Love: Intermezzo’, de Abdellatif Kechiche.
- La prensa especializada ha criticado la cosificación de la mujer en un filme que carece de historia.
Abdellatif Kechiche es un cineasta provocador al que siempre acompaña la polémica, pero si en películas anteriores su provocación tenía un sentido, en Mektoub, My Love: Intermezzo es simplemente el vacío.
Presentada a competición en Cannes, las tres horas y media del filme son una sucesión de planos de culos de chicas jóvenes y un explícito cunnilingus de 12 minutos que una de las actrices recibe de un compañero de reparto en un cuarto de baño. Más allá de eso, no hay casi historia ni planteamiento estético o narrativo.
Imágenes que han creado la polémica en un festival acostumbrado a experiencias mucho más fuertes. «Para mí lo más importante era celebrar la vida, el amor, el deseo, la música, el cuerpo y contar una experiencia cinematográfica lo más viva posible e intentar renovarme, buscar otras forma de narración tratando de romper las reglas narrativas del cine», explicó Kechiche en una tensa rueda de prensa en la que estuvieron ausentes dos de los actores principales de la película, Ophélie Bau y Roméo De Lacour. El resto de los intérpretes que sí acudieron permanecieron silenciosos y serios a su lado.
El cineasta ya causó polémica con una escena de sexo lésbica de 10 minutos de duración en La vida de Adèle, e incluso las actrices protagonistas reconocieron el «infierno» que supuso rodar bajo las exigencias del realizador franco-tunecino. «Afortunadamente ganamos la Palma de Oro, pero fue una experiencia traumática«, reconoció entonces Adèle Exarchopoulos.
En este sentido, Kechiche se negó a hablar en la rueda de prensa sobre los comentarios de si es amable o cruel con los actores de sus películas, no quiso explicar su filme y dijo que Mektoub, My Love: Intermezzo no tiene créditos al final —el filme se cierra en negro con la canción Yes sir, I can boogie, de fondo— porque quizás aún añada más escenas.
La película continúa la historia donde la dejó en Mektoub, My Love: Canto Uno (2017). En el mismo verano de 1994, en Sète (al sur de Montpellier), donde un grupo de jóvenes, muchos de ellos de origen árabe, tienen un sentido de amistad y de fraternidad que hoy se ha perdido en el nuevo siglo, «en un mundo lleno de conflictos y con la sociedad dividida», en palabras de Kechiche.
Las críticas de la prensa especializada en Cannes no pasaron por alto la polémica escena, así como la forma de retratar los cuerpos de las mujeres, con decenas de primeros planos de los pechos y traseros de las jóvenes protagonistas, frente a un reflejo mucho más conservador de la sexualidad masculina.
Respecto a esas críticas, Kechiche se ha justificado diciendo que ha querido filmar «el amor, la ternura, la sublimación del deseo, para captar su energía metafísica».
A diferencia de la crispada rueda de prensa, los actores Ophélie Bau y Roméo De Lacour sí estuvieron presentes en la proyección del filme el pasado jueves por la noche, aunque la actriz abandonó la sala antes de que finalizase la película. Y no fue la única, según apuntan algunos medios que estuvieron presentes en esa sala.
En este sentido, Kechiche ha asegurado que no le molesta que los espectadores se salgan de sus películas. «A partir del momento en el que hay una experiencia nueva no todo el mundo está abierto a esta experiencia, no todo el mundo es sensible a la mirada que yo lanzo sobre los otros», precisó.