Playas sin playa, menús de avión sin avión, museos sin pasado ni futuro, puertas que no abren a ninguna parte. Como ya no sabemos muy bien qué hacemos porque queremos hacerlo y qué hacemos para que se vea que lo hemos hecho, la vida se ha llenado de decorados efímeros listos para que nos fotografiemos en ellos y nos sintamos especiales. El selfie incluso anima a escenarios distópicos que en otro tiempo veríamos o veremos como absurdos, pero ahora los hemos naturalizado en una sociedad protagonizada por escenografías de quita y pon. Lo significante no es lo que es, es lo que parece que es. Leer más en 20MINUTOS.ES]]>