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Miriam Díaz-Aroca: «Tenemos muchas cosas exteriores, pero estamos vacíos»

ISRA ÁLVAREZ

  • Lejos del ruido de la televisión, la polifacética artista acaba de protagonizar dos películas.
  • De su época en ‘Cajón desastre’ mantiene el gusto por patinar.

Miriam Díaz Aroca

El programa Cajón desastre marcó un antes y un después en la televisión allá por los ochenta y al frente, Miriam Díaz-Aroca, actriz, periodista y presentadora que supo aprovechar el tirón televisivo para alcanzar la vida que quería vivir. Ahora, acaba de protagonizar dos películas, Bernarda, una adaptación de La Casa de Bernarda Alba y Me llamo Gennet, recreación de la historia real de una niña etíope. Además, vive volcada en su faceta más solidaria.

Ha protagonizado recientemente Bernarda, un proyecto diferente…
Es una película singular, que no deja a nadie indiferente, una apuesta muy valiente por parte de Emilio Ruiz Barrachina y para mi ha sido un regalo gigantesco asumir el papel de Poncia y poder trasnfigurarme, cambiar mi forma de hablar, de mirar y de vestir.

¿Qué ha supuesto para usted?
He disfrutado una barbaridad, es un antes y un después en mi carrera y en la visión que se tiene de Miriam Díaz Aroca en lo interpretativo.

¿Qué reacciones han recibido?
La película en todos los pases ha cosechado reacciones múltiples, diferentes, desde gente que es muy purista y muy lorquiana a quien no le ha encajado la versión y gente a la que le ha gustado porque apuesta por un nuevo cine, abierto y diferente.

¿Son compatibles estos proyectos con lo comercial?
Es compatible porque en el universo cinematográfico y del show hay espacio para cualquier tipo de creación de producción. Otra cuestión es que sea más o menos comercial. Bernarda no es cine comercial al uso, se exhibirá en ciertas salas y la gente irá específicamente a verlas, pero no es comercial, es lo que quería hacer Barrachina. Y así ha recibido premios y se va a ver en toda España.

¿Siempre hay que contar algo en una película?
El cine es un contador de historias y en cuanto mueves emociones estás contando algo. No se puede hacer un cine plano, ausente de emociones.

Actúa, dirige, ha hecho guiones y acciones solidarias… ¿se aburre alguna vez?
El aburrimiento no está en mi hoja de ruta. Soy una persona vitalista, creativa… disfruto mucho de la observación, aunque no tenga actividad sólo con pasear, mirar, observar ya tengo una gran cantidad de disfrute.

También ha hecho la película Me llamo Gennet, sobre la adopción de una niña etíope sordociega por parte de una mujer española…
Es una historia real. Ficcionar la infancia de la niña en Etiopía fue para mi fue una aventura transformadora. La adopción de Gennet ocurrió en la Etiopía de hace 30 años, donde una niña con esa deficiencia no tenía futuro.

Es un papel muy interesante…
Miguel Ángel Tobías me propuso encarnar a la madre de Gennet, Carmen Corcuera, que falleció hace dos años. Me entusiasmó encarnar a un personaje con esa fuerza, a una aristócrata que lo tenía todo resuelto en la vida, pero que sentía que su alma tenía necesidad de ayudar. Y se fue a Etiopía a ayudar a los necesitados y allí decidió adoptar a esta niña en contra de todo lo que se le ponía por delante. Gracias a ella Gennet tiene ahora una formación, unos estudios y una vida independiente.

¿Qué aprendió en el tiempo que pasó en Etiopía?
Que allí tienen algo que nosotros no tenemos, que es un nivel de humanidad… nosotros estamos robotizados. Tenemos muchas cosas exteriores, pero estamos vacíos y ellos tienen tanto interior, tanto que dar… son muy conscientes de que existen en uno para el otro y tienen tiempo para escucharse, hablarse, ayudarse… la lección fue inmensa.

No ha dejado de trabajar, pero parece que si no sales en la tele no existes...
Es curioso que ocurre eso, que dejas de salir en la tele y parece que te has muerto. Esta profesión va por etapas y oportunidades. Está la de televisión, que es fantástica y viene la de teatro y empiezas a crecer y asumes proyectos, creas proyectos nuevos, diriges… la profesión es mucho más grande que estar en televisión. Yo me ocupo por ejemplo de mi Fundación y de inspirar y motivar con ella a otras personas.

¿Por qué esa vena solidaria?
Me considero una persona muy afortunada, he tenido mucho y muy bueno y en mi veteranía quería ser útil a los demás, tener un compromiso, inspirar y motivar para conseguir realidades más amables. Así que colaboro con la Asociación de Afectados de Neurofibromatosis y tengo mi propia Fundación, doy charlas, conferencias… estamos muy disgregados y no comulgo con esa forma de ser, hay que ser cercanos, hablar y compartir.

¿Cómo se lleva a nivel personal el descenso de popularidad?
Esto afectaría si no tuvieras una escala de valores bien definida, pero yo siempre la he tenido. Yo tengo mis raíces bien ancladas en mi hogar, que es mi mayor empresa, y en mis hijos y en crecer como ser humano. Así que la etapa de popularidad la disfruté muchísimo, la celebré y le saqué todo el partido. Pero cuando vas desconectando de ese lugar, que se evapora rápido, es un momento de fulgor, queda lo importante, lo que te arraiga. Voy surfeando mi profesión con alegría y siendo consciente de lo que es importante.

Le hemos visto en Paquita Salas imitándose a sí misma. Es importante tener sentido del humor, ¿verdad?
El sentido del humor y el sentido del amor son el combustible básico para navegar en esta existencia.

Físicamente ha podido interpretarse sin problemas con 20 años menos…
Eso sí es verdad, mi cuerpo se porta conmigo de maravilla (risas). Mi mente también.

¿Aún monta en patines?
Eso es como el respirar, siempre va conmigo. Tengo una hermosa colección de patines y practico el patinaje.

¿Ha cambiado mucho la tele desde Cajón desastre?
¡Mucho! Pero es normal, todo tiene que evolucionar, aunque no me gusta cómo está la televisión ahora, aunque empiezan a respirar algunos contenidos que promueven valores. Todo lo que sale en la televisión impacta e influye en niños y mayores, así que habría que tener mucha conciencia a la hora de gestionar los contenidos en televisión.

¿Sobran cosas en la tele?
Deberían aumentar otro tipo de contenidos. No sobra nada, porque hay espacio para todo, pero deberían aumentar otras ofertas.

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