NORA QUINTANILLA / EFE
- El movimiento dio la palabra a decenas de mujeres influyentes que denuncian los abusos en la industria del cine para «cambiar un sistema roto».
- Las activistas del ‘Me Too’ se unieron a la iniciativa, que tuvo una actuación coral.
- La película ‘Diane’, con tres galardones, fue la gran vencedora de una noche en la que Patti Smith y Bruce Springsteen interpretaron juntos el tema ‘People Have the Power’.
Time’s Up, el movimiento contra el acoso sexual creado por 300 profesionales de Hollywood, plantó la semilla del activismo este fin de semana en el Festival de Cine de Tribeca (Nueva York), donde se presentó en público con el rostro de actrices como Julianne Moore, Ashley Judd o Mariska Hargitay.
El movimiento tomó la penúltima jornada de Tribeca y dio la palabra a decenas de mujeres influyentes para divulgar el origen, presente y futuro de esta iniciativa, que nació del escándalo de abusos en la industria del cine pero no se queda solo ahí.
«No solo estamos haciéndonos oír: estamos pasando a la acción, trabajando para perseguir esos casos en los tribunales y, fundamentalmente, para cambiar un sistema roto» donde el acoso y el abuso sexual están «normalizados», defendió Moore en la apertura.
El evento destinó su beneficio al fondo de defensa legal de Time’s Up, que desde su creación, el 1 de enero, ha recaudado 21 millones de dólares (17,3 millones de euros) y reclutado a 700 abogados para asistir a quienes quieran denunciar conductas sexuales inapropiadas en el trabajo y tengan pocos medios o teman represalias.
Fatima Goss Graves, máxima responsable del Centro Nacional de Leyes para la Mujer, señaló que hasta la fecha 2.500 personas han contactado con el fondo Time’s Up, que encabeza, y subrayó que su vocación es intersectorial, puesto que las injusticias no distinguen de industria.
Así lo ratificaron Mónica Ramírez, presidenta de la Alianza Nacional de Campesinas, que denunció la violencia sexual en un importante sector al que además amenazan las políticas migratorias, o la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, que calificó el problema de «crisis de salud pública».
‘Me Too’
«Con Time’s Up hemos dicho: ‘¡Ni hablar, esto no es normal!’. Tiene que haber consecuencias por esos comportamientos», afirmó la diplomática surafricana, quien aplaudió la «hermandad» suscitada por otro movimiento, Me Too, y también a los hombres que defienden la igualdad y se consideran feministas.
Me Too estuvo presente en esta cita de activistas mediante su fundadora, Tarana Burke, que se sentó junto a la poeta y veterana luchadora por los derechos de las mujeres Robin Morgan, y otra más joven y «accidental», Sofie Whitney, estudiante de Parkland, el instituto de Florida donde se produjo una matanza en febrero.
Burke, que llevaba una década «empoderando» a chicas de color cuando la alcanzó la popularidad, recordó su sorpresa al ver que existía un «lenguaje» entre los jóvenes para hablar de dolor pero les faltaban herramientas para «sanar», algo esencial, porque «todos merecemos seguridad y alegría» a pesar de esas experiencias.
Y sobre ese proceso de recuperación abrió su corazón la actriz Ashley Judd, una de las primeras actrices que alegaron acoso contra el productor Harvey Weinstein, al leer una carta en la que reveló haber sido agredida sexualmente en el instituto y enfatizó el poder de la resiliencia para hacer que el trauma sea «transitorio».
El caso de Weinstein, considerado la mecha que prendió la llama el pasado octubre tras la publicación de varios reportajes, y otros mediáticos, fueron nombrados casi tácitamente por la actriz Mariska Hargitay, a la que trabajar en la serie policíaca Ley y Orden, sobre casos de abuso, la propulsó al activismo.
«Estoy orgullosa y asombrada de lo conseguido en este profundo despertar cultural (…), este cambio social que estamos viendo desde… No quiero decir los nombres de estas tres personas, pero… gracias a Dios que Bill Cosby fue finalmente considerado culpable», dijo la actriz, emocionada.
Más caras de los cambios por los que clama Time’s Up fueron Sienna Miller, Lupita Nyongo’o, Marisa Tomei o Mira Sorvino, otra denunciante de acoso de Weinstein, que se sinceró sobre una agresión sufrida en la adolescencia y es hoy otro ejemplo de intérprete implicada en el activismo, en su caso contra el tráfico de personas.
El punto final, o seguido, a este debut del movimiento ante el público lo puso un coro de mujeres vestidas de blanco, opuesto al color con el que se apoyó en los Globos de Oro a Time’s Up. «La alegría es un acto de resistencia», cantaron, al ritmo de las palmas de una motivada audiencia.
Novedades en Tribeca
El festival de cine de Tribeca cerró el domingo una 17ª edición que no solo ha acogido estrenos y alfombras rojas: han tenido cabida charlas de estrellas de la industria, innovaciones tecnológicas y hasta un concierto de Patti Smith.
Este año arrasó entre el jurado la película Diane, el debut en la narrativa cinematográfica de Kent Jones, que se alzó con tres galardones: el Premio Fundadores a la Mejor Película Narrativa y, dentro de la competición de EEUU para este género, los de mejor guion y mejor fotografía.
Tribeca se vistió de gala desde la primera jornada, cuando recordó a una de las grandes de la comedia estadounidense, Gilda Radner, con un documental dirigido por Lisa D’Apolito al que no faltaron los cofundadores del festival, Jane Rosenthal y el consagrado actor Robert De Niro.
También estuvieron presentes en la clausura, este sábado,en la que se estrenó el primer capítulo de The Fourth Estate (El Cuarto Poder), un documental de cuatro partes en el que Liz Garbus muestra cómo vivió la redacción de The New York Times el primer año de la Administración Trump.
No obstante, una de las noches más brillantes de esta cita del cine fue la del estreno de Zoe, un romance de ciencia ficción firmado por Drake Doremus y protagonizado por Léa Seydoux y Ewan McGregor, con la cantante Christina Aguilera en el elenco.
«Estoy muy feliz de estar aquí, es mi primera vez», dijo Seydoux, que relató a los periodistas cómo la conquistó el guion estando embarazada y decidió «esperar» para dedicarse a ese filme, que habla sobre la «profundidad de la condición humana».
Presentaron sus novedades también Rachel Weisz, Rachel McAdams y Alessandro Nivola, protagonistas de Disobedience, del director chileno Sebastián Lelio; y otros nombres destacados de la pequeña y la gran pantalla, como Christina Hendricks, Ansel Elgort, Sarah Jessica Parker, Ethan Hawke o Evan Rachel Wood.
Además, hubo una serie de charlas entre las que sobresalió la del actor Bradley Cooper, que repasó su carrera junto a De Niro y reveló que Lady Gaga lo animó a aprender a cantar en la nueva versión de A Star Is Born, que coprotagoniza con ella.
Clásicos, tecnología y Patti Smith
Lejos de las novedades, fueron homenajeadas películas que han entrado en la categoría de «clásicos»: Scarface, cuyo 35.º aniversario celebraron Brian de Palma, Al Pacino, Michelle Pfeiffer y Steven Bauer; o La lista de Schindler, que a un cuarto de siglo de su estreno reunió a Steven Spielberg, Liam Neeson y Ben Kingsley.
Y como en los últimos años, Tribeca apostó por nuevas narrativas en las que la tecnología tiene un rol destacado, con experiencias «inmersivas» que utilizaban la realidad virtual o aumentada y piezas cortas que se podían disfrutar en una sala llamada Cinema360.
La nota musical la puso la artista Patti Smith, que subió a un escenario a otras figuras del rock, Bruce Sprinsgteen y Michael Stipe (R.E.M.), y hasta a su hijo, Jackson, para celebrar el estreno del documental Horses: Patti Smith and her Band, sobre el 40.º aniversario de su álbum debut, Horses (1975).
People have the power (La gente tiene el poder), cantaron al unísono Smith y Springsteen en Tribeca, un festival que nació para hacer resurgir de sus cenizas al barrio que le da nombre y que se convirtió en una zona deprimida de la ciudad tras el 11-S.
La organización del festival de cine de Tribeca destacó en este sentido que el 46% de los 96 filmes seleccionados para esta edición fueron realizados por mujeres, un porcentaje sin precedentes en su historia.