CARLES RULL
- ‘El Padrino’ se reestrena en los cines españoles este viernes 29 de junio con una copia restaurada.
- La película de Coppola está considerada como uno de los clásicos imprescindibles de la historia del cine.
Una de las mejores películas de la historia del cine, siempre entre lo más alto de los rankings más cinéfilos. El Padrino (The Godfather) de Francis Ford Coppola se reestrena en cines este viernes 29 de junio. Y lo hará tanto en versión original subtitulada como doblada al castellano y con una copia restaurada en 4k, según ha anunciado su distribuidora, 39 escalones.
La adaptación de la novela de Mario Puzzo fue una iniciativa de los estudios Paramount, a inicios de los 70, necesitados con urgencia de un éxito comercial rápido que les salvara de los problemas financieros. La apuesta tuvo su riesgo al confiar en un director italoamericano, pero por entonces casi un desconocido que se había movido en los márgenes del cine independiente o de bajo presupuesto, en comedias y dramas, también en el género de terror (Dementia 13), musicales (El valle del arco iris) y con inicios en el cine erótico (Tonight for Sure y El botones y las playgirls, ambas de 1962).
Pero desde su misma llegada a los cines norteamericanos, el 24 de marzo de 1972, su éxito fue fulminante. En España se estrenaría en octubre del mismo año. A la perfección de la película y del equipo artístico, a las alabanzas de la crítica se le unió la fascinación de un público, a pesar de las tres horas de metraje, que descubría las intimidades y entresijos de una organización criminal tan poderosa y secreta como era la Mafia, hasta el momento invisible a los ojos del espectador.
De hecho, el gran público había empezado a oír sobre los secretos de la llamada Cosa Nostra solo nueve años antes,en 1963 y a través del testimonio de un mafioso de segunda categoría, Joe Valachi, el chófer de la «familia Genovese». Rompió el código de silencio y realizó importantes revelaciones sobre las jerarquias, procedimientos y rituales del crimen organizado.
En la adaptación para la gran pantalla contó con las icónicas interpretaciones de Marlon Brando, creando un Don Vito Corleone, el jefe de una de las cinco familias mafiosas de Nueva York, de una voz cascada e imitada cientos de veces; y un joven Al Pacino, como Michael, el menor de sus hijos, marine durante la II Guerra Mundial y reacio a inmiscuirse en las tramas criminales de su familia.
A redondear su leyenda contribuyó la banda sonora musical compuesta por Nino Rota, una de las más recordadas del séptimo arte, y la fotografía de Gordon Willis iluminando con claroscuros, totalmente en sintonía con la temática que estaba narrando.
El gran público identificaría para siempre las escenas de vendetta, de masacres en restaurantes italianos, de luchas soterradas y maquiavélicas por el poder con los métodos despiadados de la Cosa Nostra, un término que precisamente popularizó Joe Valachi con sus declaraciones.
Una trilogía irrepetible
Volver a visionar El Padrino, o descubrirla por primera vez, es recrearse también en míticas frases como la de Don Vito y «Le haré una oferta que no podrá rechazar», inquietarse con la escena de la cabeza de caballo cortada que aparece en la cama de un productor o recordar como la presencia de naranjas en sus encuadres premoniza que una muerte, o varias, está a punto de acontecer.
Ni en el mejor de sus sueños Paramount hubiera imaginado la repercusión y fama, intacta 46 años después, de El Padrino. Solo en los Estados Unidos recaudó 134,9 millones de dólares, y que se corresponderían a más de 722 ajustados a la inflación actual. Su presupuesto no había alcanzado los siete.
En los Óscar fue la triunfadora al año siguiente con once nominaciones y tres estatuillas: mejor película, actor (Marlon Brando) y guion adaptado. Aunque la Academia retiró la candidatura a la música de Nino Rota al considerar que uno de sus dos temas principales, Love Theme, ya había sido usado en otra película de 1958. Antes, en los Globos de Oro se había llevado cinco: película dramática, dirección, actor, guion y también el de mejor banda sonora.
Coppola lograría realizar una trilogía y El Padrino II (1974) rivaliza en cuanto a calidad y prestigio con la primera. Robert De Niro encarnó al personaje de Brando en su juventud, desde sus orígenes en Sicilia hasta la creación del imperio de la familia Corleone en la ciudad de los rascacielos.
Nuevamente once nominaciones a los Óscar de los que obtuvo seis, y esta vez también para Francis Ford Coppola como director y el de mejor música para Nino Rota (junto con Carmine Coppola), además de mejor película, actor de reparto para De Niro, guion adaptado y dirección artística. Y en 1990 se estrenó el esperado cierre de la trilogía.
Este es el listado, provisional, de los cines en los que se proyectará El Padrino (vía @39escalonescine):
‘El Padrino’ en cinco curiosidades
Una novela para pagar deudas. El escritor Mario Puzzo era ludópada y debía más de 11.000 dólares a los corredores de apuestas. Su novela El Padrino fue el intento desesperado para lograr pagar a sus acreedores antes de que estos «le rompieran las piernas».
Amenazas y la palabra prohibida. A la Mafia no le hacía ninguna gracia que una película desvelara sus secretos. Hubo coacciones y amenazase para intentar detener el rodaje. Finalmente, dieron su visto bueno siempre y cuando no se pronunciara «la palabra que empieza por M».
Elección de Marlon Brando y Al Pacino. Los productores Robert Evans y Albert S. Ruddy no querían inicialmente a Brando ni a Al Pacino, todo un desconocido, como protagonistas. Entre los nombres que se barajaron estaba el de Robert Redford para interpretar al Michael Corleone de Al Pacino (en la novela de Puzzo, este era rubio).
Cabeza de caballo. La cabeza del equino cercenada que aparece, a modo de intimidación, en la cama del productor de Hollywood Jack Woltz era real. Coppola la compró en una fábrica de comida para perros, pero no informó al actor, John Marley, por lo que su reacción de terror ante la pantalla tampoco fue nada simulada.
El gato de Brando. La mascota que acompaña a Don Vitos Corleone fue una idea, y una improvisación, del mismo Marlon Brando. Adoptó un gato que vagaba por los platós de rodaje y acabó formando parte de uno de esos detalles geniales que se convirtieron en emblemáticos.